Llega a nuestras pantallas Monstruos University, doce años después
del estreno de Monstruos S.A (Monsters Inc, 2001). Al
tratarse de un clásico de Disney/Pixar, las expectativas ante esta nueva
película son elevadas, aunque los espectadores, acostumbrados a segundas partes
sin sentido y -en ocasiones- desastrosas, también acogen este nuevo estreno con
cierta cautela.
El gran acierto de esta película
se encuentra en que no se trata de una secuela, sino una precuela. Esto les
permite presentar a estos dos personajes tan conocidos por el público como Mike
y Sully, y mostrarlos con diferentes matices, como si aún estuvieran sin
terminar, para guiarlos maravillosamente en el camino hacia la madurez.

El absoluto protagonista de esta
precuela es Mike Wazowski. El espectador ve el mundo a través de sus ojos y
asiste a una infancia de marginado e incomprendido. Así, somos testigos de cómo
su deseo de ser asustador nace de un simple gesto de apoyo. Como consecuencia,
desde el primer minuto estamos enganchados a él y nos ponemos de su lado
automáticamente, deseando que pueda cumplir su sueño (¡como si no lo supiéramos
ya!). Y ahí está lo crucial de esta cinta, que consigue que en algunos momentos
nos olvidemos por completo de Monstruos S.A, lo que yo considero toda una hazaña.
Cuando James P. Sullivan (Sully)
entra en escena es evidente que él y Mike no hacen buenas migas. Como seguimos
viendo todo desde el punto de vista de Mike, Sully nos parece creído, niño de
papá y gandul, lo que choca fuertemente con nuestra concepción de él, pues lo teníamos hasta ahora como un bonachón. Conforme la película avanza, se presentan complicaciones y, lo
que nació como rivalidad, tiene que convertirse, a la fuerza, en compañerismo.
Este es otro de los puntos que me encanta de esta película: Mike y Sully nunca
hubieran sido amigos de no darse estas circunstancias exactas, de no haberse
visto obligados a aprender a complementarse.
Mike, con su optimismo ciego,
parece capaz de conseguir lo que se propone, pero ¿es realmente así? Con
trabajo y esfuerzo, ¿se puede hacer todo realidad? Estas son algunas de las
preguntas que se plantean y no puedo más que adorar lo que esta película
muestra en respuesta. Sully, por otra parte, se siente muy presionado por su
familia y se cuestiona sus capacidades, se pregunta si estará a la altura.
Conforme pasan los minutos, notamos cómo se cimienta una relación que, ante
todo, es creíble. Es otra película que muestra lo que Pixar sabe reflejar mejor
que nadie: la amistad verdadera.
La primera vez que la decana
Hardscrabble aparece en pantalla no podemos más que temerla, pues parece una
maldita cucaracha voladora. Su porte recto y sus evidentes signos de
superioridad nos advierten desde el primer momento de que nos encontramos ante
la villana de la cinta y, a mi parecer, uno de los puntos flojos de esta
película. Una de las claves para dibujar bien la figura de un villano son sus
motivaciones, y yo no llegué a entender por qué odiaba tanto esta señora a
nuestros dos protagonistas. Se sostiene por una crueldad y una manía infantil
que contrastan con su imagen seria y correcta en todo momento. Su resolución
final me pareció aceptable pero contradictoria.
Como conclusión, esta película es
una digna precuela de Monstruos S.A, que te mantiene entretenido y disfrutando
de principio a fin. Las taquillas del final son un regalo que te deja
una sonrisa bobalicona en el rostro.
-Lo mejor: Las Sustolimpiadas. Todas las pruebas me parecieron muy
originales y la competición me mantuvo en
tensión y me hizo sudar con Mike y Sully.

-Mención especial: La aparición de Randall. Así es como se crean los
grandes villanos.
0 comentarios:
Publicar un comentario