jueves, 4 de julio de 2013

Antes del anochecer, un inolvidable punto y final

Jesse y Celine, después de tres películas—y casi veinte años—paseando por Europa mientras divagan sobre el funcionamiento del mundo y el concepto que tienen del amor y las relaciones de pareja, han conseguido el reconocimiento del público y la crítica, y se han erigido por derecho propio como un estandarte de la comedia romántica moderna. Si el encanto de Antes del amanecer era ser una historia de amor entre dos personas que no creían en él, o al menos no de la manera en que lo hace la sociedad occidental, la virtud de sus dos secuelas ha sido añadir a la fórmula unas cuantas dosis de realismo, sin dejar de ser completamente coherente con lo contado anteriormente.

Y Antes del anochecer (Before Midnight, 2013), una tercera parte de la que hasta hace muy poco no sabíamos ni si se rodaría, ha resultado ser un cierre perfecto. Tanto es así que las dos películas anteriores parecían encaminadas a contar lo que vemos en esta. Ethan Hawke y Julie Delpy han dado vida a dos personajes que han ido madurando (envidio a los espectadores que lo hayan hecho al mismo tiempo) en una trilogía que no estaba destinada a ser un éxito descomunal, pero sí a marcar a los espectadores que conectaban con la historia.

No se puede contar demasiado de ella, porque dar detalles de la trama sería destripar el final de Antes del atardecer, pero es impresionante ver cómo Celine y Jesse han cambiado con el tiempo y en esencia siguen siendo los mismos. Dada la situación, uno podría no creerse que los diálogos entre ellos dos sigan siendo una sucesión de monólogos existenciales como en sus dos primeros encuentros, pero si por algo ha destacado siempre esta saga es por la naturalidad con la que despliega toda esa verborrea. Por eso, por la conexión entre los dos personajes y porque por tercera vez han sido capaces de contarnos lo que ha sido de ellos todo este tiempo en menos de dos horas y sin que quede ningún cabo suelto.

Julie Delpy está tan bien como en la segunda película—donde ya exhibía muchos registros—mientras que Ethan Hawke realiza la que hasta ahora debe ser su interpretación más completa. Resulta curioso además que en cierto modo los protagonistas se intercambien los papeles en Antes del anochecer, pues Jesse es a ratos el que de los dos tiene más los pies en el suelo, aunque se trata en general de la cinta menos idealista de la trilogía. Son situaciones perfectamente reconocibles y reales las que vemos en el último trabajo de Richard Linklater, lo que hace que sea algo más dura que sus predecesoras.

Como elemento novedoso, esta vez tenemos algunos personajes secundarios que si bien no tienen demasiado protagonismo—como es lógico—contribuyen a crear una escena coral brillante. Las virtudes que encontramos en las conversaciones entre Jessie y Celine pero esta vez a ocho bandas. Un diálogo que atrapa y se manifiesta como uno de los puntos álgidos del metraje de este cierre. Antes del anochecer es sin duda la mejor película que hemos visto hasta ahora en 2013 (un año en el que, de todas formas, sólo han destacado Efectos secundarios y Stoker). Linklater vuelve a merecerse un aplauso, y no solo por el guión, sino por una dirección elegante que saca el máximo partido a una historia tan intimista.

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